20 años del incendio en el Calderón Guardia: la tragedia hospitalaria más mortal de Costa Rica
El suceso dejó 22 víctimas mortales. Funcionarios que vivieron aquella madrugada recuerdan el caos, el dolor y el impacto que aún hoy marca sus vidas y al sistema sanitario nacional.
A las 2:23 a. m. del 12 de julio de 2005, Costa Rica vivió una de las tragedias hospitalarias más dolorosas de su historia. Un incendio en el Hospital Calderón Guardia dejó 22 personas fallecidas y marcó un antes y un después en la gestión de emergencias médicas en el país.
El suceso comenzó en el tercer piso del ala norte del centro médico, en una bodega de insumos médicos, una estructura construida en los años cuarenta. El uso predominante de madera facilitó la propagación del fuego (ver video adjunto en la portada).
En cuestión de minutos, las llamas invadieron la zona donde dormían pacientes y trabajaban funcionarios, muchos de ellos en condiciones críticas que dificultaban su evacuación.
Entre las víctimas hubo 19 pacientes y tres enfermeras que intentaban salvar vidas. La escena fue caótica: asegurados colgando de ventanas, trabajadores corriendo por los pasillos, gritos de auxilio y una desesperación generalizada que contrastaba con los esfuerzos heroicos del personal médico y de emergencia.
“Nosotros sabíamos que había personas que dependían de nosotros. Éramos poquitos, así que lo primero que hicimos fue tomar los celulares y empezar a llamar a nuestros compañeros para despertarlos, era la 1:45 o 2:30 de la mañana. Les decíamos que el hospital se estaba quemando y que necesitábamos ayuda. Al principio, no nos creían. Les pedíamos que pusieran el televisor, que ya las noticias estaban pasando lo que ocurría. Entonces comenzaron a llegar compañeros de todas partes.
"También hicimos llamadas a nuestras casas… no sé si para despedirnos o para avisar que estábamos bien, pero sentíamos la necesidad de comunicarnos. A pesar del miedo, nunca pensamos en irnos, nunca pensamos en abandonar el barco.
"Lo único que pasaba por nuestras mentes era que teníamos que salvar a esos pacientes, porque ellos necesitaban ayuda. Algunos, los que no se podían mover, nos pedían por favor que los ayudáramos. Así que, por responsabilidad laboral y también por compromiso moral, jamás consideramos dejarlos ahí. No había espacio para la duda: teníamos que estar con ellos", expresó Maritza Arias.
La actual directora del hospital, la doctora Tania Jiménez, vivió esa noche como su último turno de internado universitario. Hoy, dos décadas después, lo recuerda como el punto de inflexión de su carrera.
“Las personas corrían de un lado a otro, tratando de evacuar a la mayor cantidad de pacientes posible. Se escuchaban gritos, alertas… muchos no creían lo que estaba ocurriendo. Fue un momento de desesperación, sí, pero también de mucho control, porque necesitábamos mantener la calma para poder manejar la situación de la mejor manera.
"Esa tragedia no solo me impactó emocionalmente, sino que también despertó aún más mi vocación de ayudar a quienes más lo necesitan. Despertó aún más mi vocación por ayudar. Todos nos pusimos la camiseta institucional para sacar a los pacientes”, relató.
Durante la madrugada, el hospital improvisó áreas de atención en la torre sur, que recién se estaba entregando. Colchonetas en el suelo, expedientes físicos sin digitalizar y una gran confusión marcaron las primeras horas de respuesta.
El incendio del Calderón Guardia sigue siendo el más mortal en la historia hospitalaria de Costa Rica. En las próximas semanas también se conmemoran 25 años del segundo incidente más trágico: el incendio del hogar de ancianos de Tilarán, ocurrido el 19 de julio, donde fallecieron 17 personas.
Como lección de lo vivido en 2005, el centro médico implementó nuevas medidas de seguridad, incluyendo una brigada de emergencias integrada por personal capacitado para reaccionar ante incendios y otros eventos críticos.
A dos décadas de la tragedia, el recuerdo sigue vivo entre quienes estuvieron ahí y entre quienes perdieron a sus seres queridos. La historia del incendio en el Calderón Guardia no solo habla de pérdida, sino también de solidaridad, coraje y resiliencia.