De las ferias a la avenida: el origen del muchacho del café
Conozca la historia de Samuel, él mismo la escribió.
A veces, los mejores relatos no necesitan adornos, solo verdad. Esta historia la escribió Samuel, más conocido como “El muchacho del café”, y decidí compartirla tal cual me la envió (ver nota completa en el video adjunto).
“El apodo proviene de las ferias de emprendedores donde distintas personas, al desconocer mi nombre y verme pasear por los pasillos llevando café, al referirse hacia mí, me nombraban por ‘muchacho’, ‘café’ o ‘muchacho del café’.
“Se acercaban a mí curiosos respecto a mi vestimenta, mi forma de ser, mi acento. Lo cual, de cierto modo, me hacía sentir como un extraño. Con sus notaciones me expresaban su simpatía conmigo y con mi oficio, dándome a entender lo agradable que les parecía mi servicio. Aprendí sobre el café que es una excusa para conversar. Cada conversación sensata ofrece a la mente una gran riqueza.
“En un pequeño análisis del nombre, advertí que el apodo nombra a un incógnito, a un ser cualquiera, cuya importancia no es él, sino su actuar, su servicio para los demás.
“La mayor recompensa la encuentro en el agrado genuino de quien consuma el café que preparo con gran pasión, pues es para ellos. Consecuentemente, a diario procuro mejorar mis habilidades de barismo. Tengo la fortuna de que mi trabajo coincida con una de mis pasiones.
“El ofrecer café en la calle surgió una noche cuando mi padre me confiesa que económicamente era una época baja para su trabajo. Pensé en una solución, noté el flujo de personas en San José y pensé por qué no ofrecer algo a los transeúntes. Parece que no estaba de acuerdo con la idea, entonces defendí mi idea saliendo a las cinco de la mañana del día siguiente a ofrecer café a las personas. Encontré gran gusto por la actividad y he seguido ejerciéndola. Anteriormente, ya me involucré con el café ofreciéndole empacado y también preparándolo en ferias de emprendedores. Una vez, participaron compañeros de ferias antiguas en una feria donde no participé, decidí preparar café, verterlo en un termo y ofrecerles. De a poco me animé a ir por la calle ofreciendo el café.
“En las ferias evolucioné. De entregar pedidos de cafés con las manos a los distintos compañeros, a entregarlos en una caja plástica, después pensé en adquirir un azafate. A los meses conocí a un amigo y colega cuyo nombre es Amín. Me mostró su invento y la aplicación que él le da. Utilicé su invención para hallar comodidad en mi propósito, consiguiendo en la actualidad ofrecer café sobre la Avenida Central.
“Mi visión, con mi emprendimiento ‘El muchacho del café’, es aunar las artes, la esencia de la sociedad, el esparcimiento sano utilizando el café como excusa. Lo mencionado anteriormente, es tan solo el introito. Espero seguir escribiendo esta historia”, contó.
Siga sus redes sociales @elmuchachodelcafé. Para más información, llame al teléfono 6329-2444.