Por Stefanía Colombari |30 de mayo de 2025, 17:10 PM

Las cuatro capibaras que permanecen en el Refugio Rescate Wildlife Rescue Center, en Alajuela, tras haber sido decomisadas recientemente en Orotina, probablemente no serán sometidas a eutanasia. Así lo aseguró la médica veterinaria de ese centro, la doctora Isabel Hagnauer.

Los animales fueron incautados el pasado 21 de mayo por oficiales de la Fuerza Pública, cuando eran transportados de forma ilegal por dos personas que fueron detenidas. Luego de rescatarlos, fueron entregados al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), que los trasladó al centro ubicado en La Garita.

Ahí han recibido atención veterinaria, alimentación adecuada y se les han practicado exámenes de laboratorio para descartar enfermedades que puedan representar un riesgo para la salud pública o la fauna silvestre.

Lamentablemente, una de las capibaras falleció el pasado fin de semana a causa del delicado estado de salud en que llegó, producto de la desnutrición. Sin embargo, las otras cuatro se mantienen estables, según indicó Hagnauer.

"Cuando se habla de eutanasia, es porque hay que valorar el riesgo sanitario que hay de los individuos y también una posibilidad de que los animales se lleguen a escapar. Son especies potencialmente invasoras en el país, que podrían poner en riesgo nuestro ecosistema", dijo la experta.

Agregó que si los animales se mantienen confinados en el santuario, como esperan, no habría razón para sacrificarlos. 

“El riesgo sería si escaparan o si portaran una enfermedad de impacto importante. Pero si los animales van estar confinados en el santuario, que es lo que nosotros esperamos, no es necesario que sean sacrificados”, añadió.

El Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) no se ha pronunciado oficialmente sobre el destino de los animales, lo cual se interpreta como un posible “silencio positivo”. 

"Lo más seguro es que se queden con nosotros, que es lo que también queremos: darles calidad de vida en el santuario”, indicó la veterinaria. 

Actualmente, las capibaras, tres hembras y un macho, todos juveniles, se están adaptando a la dieta proporcionada por el refugio. Una de ellas presenta una leve renquera en una pata, por lo que está recibiendo tratamiento con analgésicos y terapia láser para reducir la inflamación.

El centro ya se prepara para adecuar el nuevo espacio de estos animales. Hagnauer explicó que son de espacios abiertos, pero requieren acceso a agua para regular su temperatura y también porque suelen defecar ahí. 

Además, debido a que son muy sociales, van a procurar que estén en grupo y eventualmente puedan convivir con otras especies, aunque aún no definen cuáles.

Se espera que la cuarentena obligatoria concluya en la tercera semana de junio, momento en el cual se valorará su traslado al espacio definitivo dentro del refugio.