Por Diana Vásquez |21 de mayo de 2025, 17:00 PM

La pintura decorativa no solo embellece espacios, también transforma objetos comunes en piezas con carácter y personalidad. Es una técnica artesanal que da nueva vida a muebles antiguos, superficies lisas o rugosas, e incluso pequeños elementos de madera, todo a través del color y la creatividad.

El reto del día fue sumergirnos en este mundo de texturas, formas y pinceladas. Aunque parecía sencillo, el ejercicio pronto se convirtió en una lección de paciencia y atención al detalle. El taller se desarrolló en un ambiente cálido y acogedor, rodeado de materiales listos para explorar y con una energía que animaba a crear sin miedo al error.

La constancia fue clave. A mi lado, una compañera vivía su segundo día de clases. Ambas compartíamos esa mezcla de torpeza y entusiasmo que acompaña a quienes inician algo nuevo. Cada trazo era un reto, pero también una oportunidad para avanzar.

Durante el proceso sentí —más de una vez— ganas de rendirme. Nunca me consideré hábil con los pinceles, y cada línea mal trazada o color fuera de lugar alimentaba mis dudas. Sin embargo, con el paso del tiempo, algo cambió: el ritmo pausado del pincel y la concentración en los detalles comenzaron a generar un efecto inesperado: calma. Me descubrí disfrutando, incluso en medio de los errores.

Tras varias horas de ensayo y error, terminé mi primera pieza decorativa. Más allá del resultado, descubrí que esta técnica no es solo una herramienta estética. Es también una forma accesible, relajante y gratificante de expresión. Nos recuerda que cualquiera puede crear belleza. Solo hace falta práctica, paciencia… y color.

Repase el reportaje completo en el video que aparece en la portada de este texto.

Para más información sobre las clases, puede llamar al 8386-2956.

YouTubeTeleticacom