Reseña del videojuego ‘The Alters’
¿Quién sería si hubiera tomado una decisión diferente en la vida? Este juego hace esta y otras interrogantes. En #SABANA analizamos sus alcances.
Por Pablo Vargas / pvargas@revistalevelup.com
@pvargas17 | @revistalevelup.
No hay margen para las dudas: The Alters se consagra como uno de los videojuegos independientes más adictivos, originales, emotivos e interesantes de este año, a través de una brillante propuesta de sci-fi, con una narrativa profunda y un concepto de sobrevivencia, que impacta de forma acertada, para crear uno de los juegos más destacados de esta generación.
De primera entrada, su concepto y premisa es fascinante: “¿Quién serías si hubieras tomado una decisión diferente en la vida?” Y con eso en el norte, tomamos el papel de Jan Dolski, un trabajador común y corriente que es el único superviviente de una misión fallida en el espacio y ahora está atrapado en un planeta donde incluso la luz solar puede matarle.
Su única esperanza reside en crear versiones alternativas de sí mismo, los llamados Alters, cada uno moldeado y caracterizado por una decisión crucial diferente que usted, y nadie más que usted, tuvo que tomar en el pasado.

A partir de ahí, el juego toma prestados elementos de The Sims, Fallout Shelter, Death Stranding y No Man's Sky, mezclándolos con su propia fórmula original donde la exploración y el manejo de los recursos, y especialmente las versiones alternas de Jan, serán las bases fundamentales de la jugabilidad, a través de mecánicas ingeniosas y estratégicas, donde deberá sacar su lado ingenieril y tomar las decisiones más complejas y moralmente críticas para asegurar la supervivencia del grupo.
Un grupo interdisciplinario, complejo e interesante que se encuentra compuesto por múltiples versiones de uno mismo, en el que cada Jan es como un Sim, que tendrá que alimentarse, descansar, trabajar, lograr sus objetivos personales, investigar nuevas tecnologías, participar de las incursiones espaciales, encontrar objetos de su pasado, explorar el planeta, enfrentar sus miedos, buscar recursos y mantenerse, esencialmente "vivo", mientras aprende a lidiar con las versiones de sí mismo, en medio de eventos aleatorios que afectan sus emociones o son consecuencias de sus elecciones.

Y todo esto, mientras explora las inclemencias de un planeta realmente hermoso, pero que hará todo lo que está a su alcance, para matarle. Y usted hará lo que sea para sobrevivir. Y cuando decimos, lo que sea, es lo que sea, y esa es una de las claves del juego. Ese compás ético y moral que no sólo pregunta qué hubiese hecho, de haber tomado otras decisiones en la vida, sino también, que cuestiona qué sería capaz de hacer, para seguir con vida.
¿Qué sacrificios tomaría? ¿Y cómo viviría con ellos? Y no en el sentido figurado, porque de nuevo, cada Alter, es una decisión o consecuencia de lo que decidimos en nuestro pasado y afecta, sin clemencia, nuestro presente y futuro. Y donde las grandes consecuencias no siempre son inmediatas, sino que llegan con el tiempo, mientras buscamos recursos y objetos de interés que hacen avanzar la investigación y la historia, en medio de decisiones de vida o muerte, que tendrán no sólo afectación en el pasado de los Alters, sino en el futuro de sus clonaciones.

Y ahí es donde reside la clave del juego, en la personalidad que se fundamenta en cada una de las versiones de Jan y cada una de las decisiones que tomamos, impacta y tiene consecuencias, a través de un árbol de decisiones que nos ha recordado mucho a Detroit Become Human, en el que los acontecimientos marcan los sueños, objetivos y traumas que definen cada nuevo Alter.
Teniendo cada uno de nuestros Jan, sus propios recuerdos, pero también de cómo cada uno lidia con el hecho, de que su vida es una "mentira", planteando una serie de interesantes y complejos dilemas éticos y morales, que mantienen la tensión y una conexión emocionalmente genuina, con cada uno de sus nuestros Alters.
Porque al final, son nuestros. Cada Alter, es una versión de nosotros mismos y sentimos en el alma su dolor, sus miedos, sus ansiedades, sus sueños, sus metas, como nuestros. Cada decisión que tomamos es nuestra, y tiene consecuencias. Y eso, tiene un peso emocional que pocos juegos han logrado replicar, sin hacerse nunca pesado, siempre conectando con nosotros y logrando que pasemos sumergidos en su fascinante universo.

Hay que darle un gran mérito a Alex Jordan, el actor que da vida (nunca mejor dicho), a cada uno de los Alters, logrando manejar con tino cada una de esas pequeñas diferencias que hacen único a Jan, sin que se sientan nunca como una copia calcada del otro, sino dándole con detalle en la voz una diferenciación tan marcada, que realmente uno siente que se trata de diferentes personajes, con los que conecta profundamente, y por los que, literalmente, daría la vida.
Porque al final, esa es la esencia de The Alters, la capacidad de conectar con uno mismo, de asumir nuestro pasado, de enfrentar el futuro y apechugar con las consecuencias en una obra sublime que deja una huella en el alma, y plantea un mar de dudas existenciales, con una simple, pero poderosa premisa: “¿Quién sería si hubiera tomado una decisión diferente en la vida?”.
Calificación final: 9/10.