Por Teletica.com Redacción |3 de julio de 2025, 13:24 PM

Durante los primeros años de vida, el cerebro infantil experimenta un desarrollo acelerado que sienta las bases para su aprendizaje, memoria, lenguaje y comportamiento. Hoy en Tu Mundo Cre-C, la psicóloga Diana Carolina Vargas Herrera y el especialista en nutrición Francisco Herrera conversaron sobre cómo acompañar este proceso a través de una alimentación adecuada, hábitos saludables y actividades cotidianas.

“De 1 a 3 años es cuando se da la mayor cantidad de conexiones neuronales. El cerebro está como una plastilina: se moldea con las experiencias”, explicó la psicóloga Vargas Herrera, al resaltar la relevancia de esta etapa en el desarrollo cognitivo infantil.

Los expertos coincidieron en que a veces pasamos por alto señales y comportamientos importantes que forman parte del desarrollo sano de un niño, como el balbuceo, las rutinas, los juegos o el uso de patrones en actividades cotidianas. Aunque parecen simples, estos elementos están directamente ligados a la estimulación neuronal y al fortalecimiento del lenguaje y la memoria.

Alimentación: el cerebro también come

Francisco Herrera subrayó que existen al menos 11 nutrientes esenciales con respaldo científico que influyen en el desarrollo cerebral, la concentración y el aprendizaje. Entre ellos se destacan el hierro, yodo, zinc, magnesio, ácido fólico, vitamina E, vitamina B1, niacina y otros micronutrientes que deben formar parte de la dieta infantil.

Para garantizar estos aportes, se recomienda incorporar a las comidas alimentos como cereales integrales, pastas, frutas y vegetales, pescados grasos, huevos, lácteos, queso, yogurt y leche, todos con un alto valor nutritivo que contribuyen al funcionamiento óptimo del cerebro en crecimiento.

Estimulación diaria y buen descanso

Además de una dieta balanceada, la estimulación diaria juega un rol crucial. Leer cuentos, cantar canciones con gestos, armar rompecabezas, realizar juegos con patrones y fomentar conversaciones con los niños son prácticas efectivas para fortalecer sus conexiones neuronales de forma lúdica y afectiva.

Por otro lado, el descanso no puede subestimarse. “Los niños deben dormir entre 11 y 14 horas diarias. Durante el sueño, el cerebro procesa lo aprendido durante el día, se regula emocionalmente y se libera la hormona del crecimiento”, afirmó la psicóloga.

El desarrollo cognitivo infantil no depende de grandes intervenciones, sino de un entorno que combine nutrición adecuada, afecto, estímulos positivos y un sueño reparador. Como señalaron los especialistas, son las pequeñas acciones cotidianas las que construyen un futuro con mejores capacidades de aprendizaje, adaptación y bienestar emocional para los más pequeños.

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