Claves para potenciar el cerebro infantil
Nutrición, estimulación y buen descanso son fundamentales en los primeros años de vida.
Durante los primeros años de vida, el cerebro infantil experimenta un desarrollo acelerado que sienta las bases para su aprendizaje, memoria, lenguaje y comportamiento. Hoy en Tu Mundo Cre-C, la psicóloga Diana Carolina Vargas Herrera y el especialista en nutrición Francisco Herrera conversaron sobre cómo acompañar este proceso a través de una alimentación adecuada, hábitos saludables y actividades cotidianas.
“De 1 a 3 años es cuando se da la mayor cantidad de conexiones neuronales. El cerebro está como una plastilina: se moldea con las experiencias”, explicó la psicóloga Vargas Herrera, al resaltar la relevancia de esta etapa en el desarrollo cognitivo infantil.
Los expertos coincidieron en que a veces pasamos por alto señales y comportamientos importantes que forman parte del desarrollo sano de un niño, como el balbuceo, las rutinas, los juegos o el uso de patrones en actividades cotidianas. Aunque parecen simples, estos elementos están directamente ligados a la estimulación neuronal y al fortalecimiento del lenguaje y la memoria.
Alimentación: el cerebro también come
Francisco Herrera subrayó que existen al menos 11 nutrientes esenciales con respaldo científico que influyen en el desarrollo cerebral, la concentración y el aprendizaje. Entre ellos se destacan el hierro, yodo, zinc, magnesio, ácido fólico, vitamina E, vitamina B1, niacina y otros micronutrientes que deben formar parte de la dieta infantil.
Para garantizar estos aportes, se recomienda incorporar a las comidas alimentos como cereales integrales, pastas, frutas y vegetales, pescados grasos, huevos, lácteos, queso, yogurt y leche, todos con un alto valor nutritivo que contribuyen al funcionamiento óptimo del cerebro en crecimiento.
Estimulación diaria y buen descanso
Además de una dieta balanceada, la estimulación diaria juega un rol crucial. Leer cuentos, cantar canciones con gestos, armar rompecabezas, realizar juegos con patrones y fomentar conversaciones con los niños son prácticas efectivas para fortalecer sus conexiones neuronales de forma lúdica y afectiva.
Por otro lado, el descanso no puede subestimarse. “Los niños deben dormir entre 11 y 14 horas diarias. Durante el sueño, el cerebro procesa lo aprendido durante el día, se regula emocionalmente y se libera la hormona del crecimiento”, afirmó la psicóloga.
El desarrollo cognitivo infantil no depende de grandes intervenciones, sino de un entorno que combine nutrición adecuada, afecto, estímulos positivos y un sueño reparador. Como señalaron los especialistas, son las pequeñas acciones cotidianas las que construyen un futuro con mejores capacidades de aprendizaje, adaptación y bienestar emocional para los más pequeños.